Soy el cordero que le saca lo cerdo al buen pastor, pero también lo buen
pastor al cerdo, ¿No te parece lógico que a mi Diablo Guardián le digan
Pig?
Huyó de casa: pasó a llamarse Violetta, se puso a hablar inglés, dejó de
ser rubia, renegó de la insaciable clase media, aprendió a desnudarse
por dinero, robó cien mil dólares a sus padres y aterrizó en Nueva York
para vivir el sueño mal habido. Nada mal para una dulce quinceañera.
Pero como gastar dinero es mejor que contarlo, la estafadora en serie
termina en el hocico seductor de Nefastófeles, y vive su forzada vuelta a
México como clavado en un pozo sin fondo. Hasta que se topa con Pig,
publicista con vuelos de poeta, que hará de su diablo de la guarda
cuando no queden ángeles que le quieran cuidar un solo centímetro de las
espaldas.
A quince años de su primera aparición, Diablo Guardián conserva su
frescura, su vigencia y su poder de hechizar y provocar por medidas
iguales. Una primera novela en la que ya se leen todas las marcas del
estilo y la imaginación.
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